Las escuelitas de pádel del país le dieron brillo a la fiesta del Premier en Mendoza

Más de 1600 chicos de diferentes puntos del país, provenientes de escuelitas de pádel,  marcaron el pulso de la fecha llevada a cabo en Mendoza del Circuito «Premier». La prueba mundial ganada por Pablo Lima y Franco Stupaczuk tuvo el calor y el color de los pibes de Argentina que llegaron en diferentes colectivos provenientes de todos los rincones de nuestra vasta geografía. La incidencia en la faceta organizativa de la Asociación de Pádel Argentino (APA), contribuyó al éxito de esta fecha internacional, la cual tuvo protagonismo federal en las tribunas y en la cancha.

Las escuelitas de pádel diseminadas en los lugares más lejanos del país, tuvieron su chance. Quizás no tenían otra forma de acceder a la fiesta del pádel mundial. Con excelente criterio y sensibilidad, APA consideró que a pesar de lo complejo del operativo, el objetivo era incentivar ese esfuerzo invisible que se lleva a cabo de manera silenciosa en cada punto de la Argentina, tuviera un premio.

La integración del pádel nacional desde sus bases, desvela a la dirigencia de la entidad madre. El hecho de pasar un día diferente, que los chicos vean a su ídolos y se logre un amor por el pádel y sus protagonistas que genere en el menor una relación indestructible, fue el motivo fundamental de semejante movida popular.

Colectivos que fueron saliendo ordenadamente desde las capitales de cada provincia, inundaron las rutas argentinas buscando Mendoza, la meca esa semana del pádel mundial de élite. El trabajo artesanal de Matías Armesto, secundado por los coordinadores de cada provincia, fueron armando los colectivos en una tarea titánica plagada de hermosas historias pero no exenta de inconvenientes que se fueron suscitando a partir de lo que significa trasladar niños, en algunos casos desde distancias enormes. Pero la pasión por el pádel, todo lo puede.  

Los transportes llegaban regularmente al lugar señalado, como si se tratara de una congregación. Los chicos y no tan chicos, llegaban al «Aconcagua Arena» y se encontraban con un monumento y un evento que los marcaría para toda la vida. Buses que arribaban a la capital mendocina desde Misiones, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires, San Luis, San Juan, La Pampa, de Mendoza mismo, Jujuy, Catamarca, Salta, La Rioja y Tucumán. Sonrisas, gritos, alegría, sorpresa, eran las sensaciones que predominaban ante el arribo de esta ola de niños que habían recorrido nuestro territorio viajando incluso miles de kilómetros.

Fotos, autógrafos, vivencias y miradas impávidas que reflejaban lo impactante de la coyuntura que estos niños estaban atravesando. Los pibes de las escuelitas de pádel de la Argentina eran protagonistas de la «fiesta inolvidable».

Fue tal el estrépito que provocó la llegada masiva de niños de todo el país, que las principales figuras del pádel mundial como Fernando Belasteguín, Sanyo Gutierrez, Agustín Tapia, Paquito Navarro, Ale Galán, Juan Lebrón, Franco Stupaczuk y Alex Ruiz entre otros, expresaron su grata sorpresa de observar las gradas plagadas de chicos con el atuendo de su escuelita de pádel.

Después de un día de locos, la caravana del piberío del pádel nacional, volvían a sus provincias, a su ciudad, a su pueblo, a reanudar sus actividades, retomar  el colegio y programar para el fin de semana volver a verse con su «profe» y retomar las clases en su escuelita de pádel para aprender más de este juego y porque no soñar con ser como algunos de esos ídolos que conocieron aquel día en Mendoza.

Aquella idea loca de APA parecía imposible, pero se pudo hacer y lograr el objetivo integrador deseado. El Circuito Premier lo ameritaba.

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