Ya pasaron algunas semanas desde que la Selección Argentina se consagró campeona del mundo en el Mundial Senior. Aquel fue un gran certamen para el combinado nacional, que venció por 3-1 en una tremenda final a España. ¿La pareja que obtuvo el punto final? Cristian Gutiérrez y Agustín Gómez Silingo en +40, quienes vencieron en un vibrante tie-break a Enric Sanmartí y a Javier Limones.
“Para mí lo más importante, más allá de los logros personales a lo largo de la carrera, es ganar con la Selección Argentina o con tu selección del país que seas. No tiene comparación. Yo entré a jugar esos partidos como si me estuviera jugando la vida. Y la verdad que la sensación fue linda volver a tenerla, porque hacía un año que no la tenía”, describió al respecto en esta primera parte de la charla con la APA el campeón Gómez Silingo.
Es que este Mundial y el título en sí mismo representaron mucho más que una competencia y un trofeo para él. “Sentía falta de ganas de competir. Ya no me despertaba esa ambición que tuve siempre compitiendo. Esas ganas que me salían innatas de ganar, de luchar. Ya lo veía más como algo pesado, como algo que me costaba. Ya me costaba el tema de viajar a un torneo. Entrenar entrenaba y disfrutaba muchísimo entrenando, como lo puedo hacer ahora, pero yo notaba ya las pocas ganas de competir. Sentía que todo lo que había conseguido en el pádel a lo largo de mi carrera no iba a volver ni lo iba a igualar”, contó Agustín.
“Lo único que estaba haciendo era intentar mantenerme con uñas y dientes compitiendo y sin sentirme pleno. Entonces ahí fue cuando me di cuenta que ya no tenía las ganas de antes. Me di cuenta de que no lo estaba disfrutando. Yo siempre disfruté la competición. Y aparte al tener la academia (NdeR: Diagonal Padel Academy, de la que es director) con Juanma (Rodríguez) funcionando y que es algo que me apasiona muchísimo la enseñanza y el estar con jugadores, me di cuenta que estando en la academia me llamaba mucho más eso que estar compitiendo. Fue un cúmulo de cosas en donde me di cuenta que ya no tenía ganas de seguir luchando”, añadió.
Respecto a qué fue lo que lo llevó a sentirse de esa manera, la Bestia explicó que no es ni más ni menos que la cantidad de años que ya lleva recorridos como profesional: “Es el paso del tiempo. Yo siempre lo dije, después de la carrera en mayor o menor medida que he tenido, verme arrastrarme en una cancha para mí no tiene sentido. Sí que intentar luchar si tenés ganas, siempre. Pero yo veía que ya no tenía siquiera la misma pasión que tenía antes. Al final esto va de ganas, de esfuerzo o de compromiso. Una vez que empieza a desaparecer eso o no lo tenés, te tenés que replantear sinceramente si lo que estás haciendo es lo que querés, sobre todo después de 25 años compitiendo. No es que competí cuatro o cinco años y me cansé porque los resultados no ayudaron a motivarme o lo que sea. Esto fue muchísimos años compitiendo y que llega un momento en donde se agotan las ganas o tus capacidades”.
El Mundial Senior, el torneo que le devolvió el deseo de competir
“La idea de jugar con la Selección de Veteranos me motivó y me devolvió esas ganas de competir. Porque además es un honor que te convoquen a una Selección habiendo tantos jugadores. Para mí era la posibilidad de ganar el último campeonato que me faltaba ganar”, sostuvo Agustín, quien logró ser campeón del mundo en todas las categorías con la Selección: primero en Menores, luego en Mayores y, ahora, en Senior.
“Yo se lo comenté a algunas personas que, al final, desde Menores que llevaba participando en Mundiales con la Selección Argentina. Había tenido la posibilidad de participar dos veces con la Selección Mayor en 2010 y 2016. En 2010 perdimos la final y me quedé muy jodido de esa final, porque por ahí no te vuelven a convocar y no son muchas las oportunidades que tenés de ganar un Mundial con tu país en la Selección Mayor, donde están los mejores jugadores del mundo. En 2016 tuve la suerte de volver a jugar y ganarlo. Entonces esto fue como decir ‘es lo único que me queda ganar con la Selección’. Pasé todas mis etapas como profesional o como menor. En toda mi carrera profesional pasé por la Selección Mayor, y ahora ganar con la Selección de Veteranos es lo único que me quedaba”, explicó.
Respecto al hito de ser campeón en las tres categorías, la Bestia contó que, más allá de los trofeos, le importa más el recuerdo que pueda dejar como jugador y como persona: “Yo siempre les digo a los chicos en la academia: los títulos y trofeos, cuando vos dejás de jugar, desaparece. Lo único que queda es lo que vos fuiste como deportista y como persona. De los premios no se acuerda nadie. No siento nada al pensar que gané tantos Mundiales, pero sí que me llena de satisfacción el pensar que pude competir y ganar con mi Selección. No te hablo específicamente de un torneo, haber podido participar y ganar con la Selección todo lo que se presentó me llena. Pero también me despierta la idea de pensar con qué se queda la gente una vez que dejás de competir».